7.2.17

Trump y Clinton

Alfredo Stecher

9.2.2017


Me pregunto cuántos de los que han pensado y escrito que les repugnaba más una victoria de Hillary que una de Trump, y que no derramarían una lágrima si esta perdiera, mantienen esa posición.
Yo no he derramado una lágrima, porque no acostumbro hacerlo en el plano político, pero sí he pasado a tener una máxima preocupación por el triunfo del de lejos más nocivo presidente que han tenido los EEUU en el pasado reciente, que incluye todo el siglo XX (y los ha habido ya bastante nocivos), mientras que no reniego de mi expectativa de que con Clinton hubieran seguido avanzando las posiciones más progresistas en su país y en el mundo, continuando la trayectoria de Obama.
A diferencia de algunas otras personas, considero que el creciente peso alcanzado por políticas contra la discriminación de todo tipo, que Clinton hubiera continuado, no serían un barniz para ocultar lo peor del establishment económico y político, sino expresión de lo más avanzado de este, que mantiene y amplía espacios de evolución positiva de la humanidad (a la vez que muchos de los aspectos negativos del neoliberalismo, pero facilitando su progresiva superación). Hay que agradecer a Trump el facilitar la comprensión y aceptación de esto, al evidenciar cuánto peor que la parte más avanzada del establishment son él mismo, quienes lo rodean y quienes están propuestos para los principales cargos ejecutivos.
No creo necesario repetir la recatafila de medidas reaccionarias que ha adoptado, denunciadas todos los días y semanas por los columnistas y articulistas de los diarios y revistas más serios, por políticos, por artistas, por científicos y por estadistas, así como por decisiones judiciales. Solo quiero remarcar que lo peor son sus repercusiones sobre la cultura y la institucionalidad democrática en su país y muchos otros países, así como sobre la institucionalidad internacional, y el incremento enorme del riesgo de otra gran depresión y de guerras evitables.
Ojalá sus terribles medidas en todos los planos, después de que quizá amainen las tendencias a imitarlo, desde las posiciones más reaccionarias en el mundo, ayuden a que adquieran mayor fuerza y logren unirse los partidos y movimientos más comprometidos con la democracia, los avances sociales y lo positivo de la globalización, desde un abanico político amplio de personas que, con diferentes ideologías, buscan lo mejor para los suyos y nuestro mundo común.

Confío en que así será. Es tarea de todos favorecerlo y lograrlo.

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