Ataque a PPK en un vil artículo en la revista Poder
Alfredo Stecher
El 6 de abril apareció un artículo de Pedro José Llosa en la buena revista Poder, con el título La dama y
el vagabundo (tomado de la película de Walt Disney), que contiene un ataque ridículo
e inaceptable contra PPK.
Aclaro que no tengo
vínculo con el Partido PPK ni por su candidato, ni lo conozco
personalmente. Para quienes no lo saben, preciso que por mi salud ni quiero ni
puedo asumir cargos, sí seguir como analista político independiente.
Mis apreciaciones sobre PPK, al que, sin ser impoluto,
considero el menos malo de los candidatos, se basan en su buen desempeño como ministro de Toledo, responsable, junto a otros,
de lo positivo que sí hubo en ese gobierno. No es casual la enorme diferencia
entre la intención de voto por PPK y la de Toledo. Sí tengo amistad con algunos
de esos ministros y sus viceministros, que siempre me han relatado una imagen
de PPK positiva, de ponderación y buen criterio que priman sobre sus errores de
entonces y en su mala campaña electoral.
Es clave recordar que ese período, de destacado manejo
económico, ha sido el único en los
últimos lustros en que la Policía
Nacional ha mejorado significativamente su organización, su efectividad y
su moral, con respeto de la normatividad, mejorada, todo lo cual en los
siguientes gobiernos ha empeorado terriblemente, agravando la inseguridad para la ciudadanía, sus
familias y sus negocios, especialmente para los pequeños.
Polemizando con Llosa:
Es increíble considerar a PPK el más
fujimorista de los fujimoristas, con argumentos aplicables a muchas
personas también absolutamente no fujimoristas, y caracterizarlo a partir de un
exabrupto y una disculpa chueca (algo lamentablemente humano y demasiado
frecuente). De allí a acusarlo de pobreza moral hay un enorme trecho.
Considero a Verónika Mendoza
inteligente y honesta, superior en
tacto político, además de otras virtudes, pero me preocupan el riesgo de que
una amplia opinión anti izquierda facilite el triunfo del fujimorismo, y que el
llegar ahora a la presidencia, prematuramente, sin las necesarias condiciones,
puede tener consecuencias probablemente terribles para nuestro país y
significar su inmolación política. Tengo por ella mis mayores simpatías, pero
considero absolutamente insuficiente su experiencia política y al parecer nula,
la de gestión, algo clave para gobernar bien. Aún eso podría ser en parte remediado,
si se basara en un partido de izquierda con visión amplia y realista, sólido y
con algunas experiencias de gobierno resaltables, a cualquier nivel, e
iniciativas legislativas importantes. Pero ni siquiera cuenta con cuadros con nivel de estadistas, como se expresa en
su lamentable Plan de Gobierno. Reconozco que la acompañan muchos intelectuales
y algunos políticos con cualidades positivas (pero en general insuficientes).
Tengo mucho respeto por varios y amistad con algunos. Pero lo que vale en esto
es el análisis político y no la amistad. Hago votos por que Verónika desarrolle
su liderazgo con una política
amplia, que la prepare a ella, a nuestra sociedad y a su partido (rompiendo con
el fundamentalismo ultra) para ser más adelante una exitosa presidenta y
gobierno. Estoy dispuesto a apoyarla en eso desde lejos.
Hay tantas experiencias en la historia latinoamericana y
mundial, incluso en el presente, de intentos de cambio radical inmediato de
modelo que terminaron en desastres.
Aprendamos de lo que nos enseña el pasado.
En mis frecuentes escritos en blog propugno cambios
radicales, algunos en la misma perspectiva que Frente Amplio, pero al ritmo que
las capacidades propias y las correlaciones de fuerzas permiten, lo
que exige una inmediata pero cautelosa y progresiva mejora del Estado, aprovechando
lo positivo de la actual normatividad y anulando en lo posible lo negativo, con
impactos en todos los ámbitos de la sociedad; la concentración de esfuerzos en lo más apremiante para la ciudadanía,
la corrupción, la inequidad, la inseguridad y la injusticia; así como en lo que es clave para
nuestro futuro, reformar integralmente la educación,
priorizando la calidad y no lo cuantitativo (en que también se debe avanzar),
con énfasis en la parvularia y primaria; complementándolo con la generalización
de guarderías para una mejor atención material y pedagógica a la primera
infancia y para facilitar el trabajo de las madres fuera del domicilio, todo lo
cual generará mejores ciudadanos.
Teniendo algunos serios vacíos, el Plan de Gobierno de PPK
es el más sólido.
Tener un buen plan y aplicarlo bien exige visión de estadista, suficiente estabilidad, política amplia de alianzas y no enfrentarse con casi todos
a la vez, algo siempre erróneo y pernicioso, sin un amplio respaldo ni una muy
amplia mayoría congresal, que posibilitarían ampliar algo el abanico de
objetivos inmediatos. Cada período de gobierno debe atacar los problemas
centrales más urgentes en la medida de las fuerzas disponibles, manteniendo un
marco de crecimiento económico y preparando las condiciones para las siguientes
profundas transformaciones. Fallar puede tener nefastas consecuencias.
Con su referencia a borceguíes, o sea botas, Llosa insinúa
que PPK es militarista, algo francamente
ridículo, como es también una total falta de respeto calificarlo de vagabundo. Es insólito culparlo de plegarse a la primera bandera
que lo ayude a llegar al Poder, que es una mentira. A diferencia de varios
otros candidatos ha construido su propio partido para eso. Hasta Mendoza se
basa en un partido que no es el suyo, por seguir con inscripción electoral (Tierra y Libertad, de negativo ultrismo,
que ha marcado su Plan de Gobierno).
Han bajado mis simpatías por PPK, pero me sigue pareciendo
el mal menor para nuestro querido
Perú, ante dos alternativas de potencial terrible. Además toda polarización entre extremos es
sumamente peligrosa.