¡Qué miedo que esa señora pueda llegar a ser nuestra presidenta!
25.5.2016
No se trata de la expresión del susto de un machista
contumaz – que los hay, y muchos-, sino la exclamación espontánea de una señora
amiga mía, de extracción y residencia en un barrio popular, al preguntarle qué
le pareció el debate presidencial. En la víspera había estado indecisa, con
parte de la familia por PPK y otra por Fujimori (algo que debe estar pasando a
muchas.
He tenido una sensación similar, algo que espero que cale, repensándolo,
tanto en quienes ahora le están dando ventaja a ella, como en quienes aún
estaban indecisos o pensando expresar su voto de desilusión o protesta en
blanco o viciado, un error terrible en estas circunstancias.
No es que yo dudara por quién votar, porque el compromiso
con la democracia para mí es básico. Pero sí había dado a Keiko el beneficio de
la duda después de su intervención final y compromiso solemne para la primera
vuelta, en el sentido de observar durante el quinquenio que viene si su
compromiso era real, algo que sería positivo para nuestro país.
Pero no, resultó ser un show efectista. La mansa paloma se
convirtió como por arte de magia en una arpía, animal mitológico con rostro de mujer
y cuerpo de ave de rapiña, picoteando a PPK, cual alumna aplicada de sus
asesores, con mentiras y acusaciones terribles en vez de plantear propuestas.
Keiko A se convirtió en Keiko B, desdiciéndose para mal.
Lo central que resulta conteniendo la mochila pesada de
Keiko es una caja de Pandora de la que, desde la Presidencia, saldrían ataques
demoledores a nuestra institucionalidad ya debilitada, en especial hacia el Sistema
Judicial que quieren controlar para no tener que responder de los delitos por
los que ya están siendo investigados. La firmeza que ella mostraba ante
personajes secundarios se desvaneció cuando se trató de su al parecer principal
cómplice financista.
Como a muchas otras personas me ha desilusionado algo el
desempeño mediocre de PPK como candidato, así como algunos planteamientos suyos
con los que discrepo. Pero valoro:
- · su experiencia y su capacidad de gestión durante medio siglo, tanto en el sector público como en el privado, mucho más positivo que negativo –algo clave para hacer las cosas bien desde la Presidencia
- · su conocimiento real de sectores empobrecidos y marginales con los que ha trabajado desde joven, al igual que su padre, notable médico alemán con espíritu de servicio
- · y, principalmente, su respeto por la democracia y las libertades ciudadanas, en el espíritu de Belaunde, que todos los gobiernos después de Fujimori han tratado de respetar.
Prefiero que podamos a través de PPK respaldar lo
sustancialmente positivo para nuestro desarrollo y estabilidad, y poder
oponerme, en democracia, a lo que me suscite discrepancias, acumulando fuerzas
sociales y políticas para mejorar nuestras capacidades de avanzar en y hacia un
desarrollo sostenible.
Y no tener que oponernos radicalmente, con enormes costos, a
una dictadura fujimorista de fachada democrática, como las que han destrozado
la calidad de vida y la convivencia democrática en tantos países.