30.3.15

Parte final



Alimentación rica y sana


Consideraciones y consejos



Parte 10, final




Lactantes, niños y adolescentes


1.     Es muy importante para la salud del niño evitar una nutrición deficiente de la madre durante el embarazo.

2.     La leche materna es básica para un buen desarrollo de los lactantes; y para su calidad y cantidad es clave una alimentación adecuada de la madre desde antes del inicio de la gestación, responsabilidad de ambos padres, centrada en la madre.

3.     Es importante recordar que ninguna leche artificial equivale ni cercanamente en calidad a la leche materna, que lo mejor para lactantes es el seno materno por el mayor tiempo posible, al menos seis meses, mejor hasta un año, óptimamente dos años (tanto tiempo como la madre disponga de leche y de tiempo para amamantar o extraer leche para consumo en ausencia); lo ideal, aunque difícil actualmente, en caso de imposibilidad de la madre de amamantar, temporal o permanente, es que la sustituya otra con exceso de leche.

4.     Algunas madres no producen leche o producen permanentemente una cantidad insuficiente, lo que obliga a recurrir a sucedáneos industriales, las leches de fórmula (en zonas rurales su elevado precio puede llevar a preferir leche de cabra o de oveja, algo menos problemática que la vacuna).

5.     Lenta- y progresivamente, con cucharita, generalmente a partir del sexto mes, comenzando al medio día –según el apetito y actitud de la guagua, cuando ya puede estar sentada y mantener erguida la cabeza-, la leche materna debe ser complementada con comida hecha papilla, y luego entera, en lo posible natural.

6.     Es indispensable que el bebé comience a tomar líquidos, cuanto antes con vaso apropiado, que pueda sostener, en especial agua o infusiones de hierbas sin edulcorante, tampoco miel –mejor no de bolsitas, pero coladas-, y poco a poco también jugo de fruta, inicialmente un poco aguado.

7.     Complementos especialmente buenos por la facilidad de absorción de las proteínas son primero alguna verdura (zapallo, zanahoria, zapallito italiano), a la semana con arroz (inicialmente pulido, luego poco a poco integral) o con papa o camote, después combinado con palta/aguacate, carnes blancas (pollo, pavo), frutas en pedacitos, choclo, frejoles o lentejas; no cereales con gluten ni leche ni carnes rojas antes del año o más (y entonces con atención a posible intolerancia), tampoco miel, por posible contaminación bacteriana, inocua para niños grandes y adultos.

8.     En los dos primeros años de vida es especialmente importante que los ingredientes sean orgánicos o ecológicos.

9.     Lo adecuado es, durante el primer año, no más de cuatro tipos de verdura con no más de cuatro frutas (preferentemente plátano, melón, papaya, o puré de manzana cocida), introduciéndolas una por una.

10. Hacia el año los bebés pueden comenzar a compartir paulatinamente la comida adulta, si es baja en sal y no muy picante.

11. Es importante que el suministro de alimentos con mayor probabilidad de generar intolerancia o alergia sea postergado y progresivo, con especial atención a posibles síntomas –cuidando no confundirlos con los debidos a otras causas; la precaución incluye en especial el trigo, los lácteos, pero también los cítricos (estos suelen ser tolerados más tarde que otras frutas).

12. La intolerancia a la lactosa suele manifestarse a partir de los dos o tres años, pero también puede darse poco después del destete, mucho más en personas de origen étnico asiático, africano o indígena; además de los mismos síntomas que en adultos, puede expresarse en crecimiento lento y raquitismo.

13. Lo más importante y a la vez más difícil es lograr que los niños se alimenten sanamente, en un contexto de propagandas industriales dirigidas a ellos y ejemplos y costumbres negativos, así como de dificultades objetivas de su entorno.

14. Esto requiere tanto en la educación familiar como formal, de una pedagogía sistemática, acompañada de buen ejemplo, más de estímulo paciente, creativo, tierno, y con explicaciones sencillas, que de obligación y castigo –aunque también puede ser necesaria a veces una pequeña dosis cuidadosa y justa de éstos; conviene ir explicando poco a poco los criterios para una alimentación que a uno le guste y le haga bien.

15. Es óptimo comenzar a darle al niño lo que pide de aquello que ve consumir en su entorno, si ya es apropiado para su edad, de modo que sienta premiada su iniciativa y no una imposición; y estimular el aprecio por experimentar modos de preparación y sabores y aromas naturales nuevos, incluyendo juegos y cambios de formas.

16. Se le debe dar al niño a probar lo que acepte fácilmente, no imponiendo, y nunca agregar azúcar ni sal a lo que come.

17. En niños no maleducados nutricionalmente, los encargados de la alimentación deben escuchar y respetar sus reacciones frente a la comida, propiciando en general la autorregulación en materia de cantidad de ingesta –simultáneamente protegiendo a los niños, físicamente y por persuasión, de la propaganda dirigida a ellos (que debería ser prohibida).

18. Es importante el suministro regular de proteínas complejas, también animales o, en caso de la opción vegetariana, con especial cuidado en la combinación de alimentos para evitar lastrar el crecimiento.

19. La soya es particularmente dañina para lactantes, niños y adolescentes, por su interferencia con el desarrollo sexual, además de la frecuente intolerancia.

20. Es importante no usar la prohibición de dulces como castigo, que solo refuerzan su atractivo, y mejor no usarlos como premio.

21. Es fundamental siempre incluir en la dieta alimentos con alto contenido de hierro absorbible o asimilable, para evitar la anemia.

22. Las alergias e intolerancias son más frecuentes en niños, especialmente en los primeros años, por lo que se debe prestar especial atención a posibles síntomas, en particular diarrea, estreñimiento, vómito y lloriqueo constante, también un crecimiento insuficiente puede ser un síntoma de intolerancia; pero muchas veces desaparecen con la edad.

23. La mejor prevención contra las alergias e intolerancias, incluso con antecedentes paternos, es la lactancia materna prolongada.

24. La intolerancia a la lactosa se puede dar excepcionalmente incluso en lactantes de pecho si la madre toma leche vacuna.

25. Conviene, en lo posible, hacer participar a niñas y niños en la cocina, inicialmente con tareas fáciles como sacar las arvejitas y habas de sus vainas, hasta llegar a la preparación de alimentos, lo que también refuerza valores como la responsabilidad y la cooperación, así como su destreza manual y la valoración de la cocina, aparte de la utilidad para la vida adulta.

26. Es importante involucrar a los niños y adolescentes en la interiorización y aplicación de criterios de no despilfarro, reutilización, reciclaje y adecuada disposición de residuos.

27. Es bueno recordar que una exagerada cautela higiénica con los niños es perjudicial; se benefician a la larga en su salud, por fortalecimiento del sistema inmunológico, gracias al contacto temprano moderado con diversos gérmenes en el suelo, en objetos de juego y en el intercambio con otros niños; el cuidado más importante es el del lavado de manos después de la evacuación de heces.



Reflexiones finales


·       Las enfermedades de origen alimentario, además de los alimentos y de los genes, dependen también mucho del estilo de vida y del estrés, así como de la contaminación ambiental, o son agravadas por estos.

·       Algunas enfermedades crónicas pueden ser frenadas o incluso superadas con un oportuno cambio a una alimentación y estilo de vida más saludables.

·       Los alimentos sanos deben ser la base de nuestra alimentación, pero no ocasiona daño la ingesta ocasional y moderada de alimentos y bebidas menos sanos, por circunstancias o por placer (salvo en el caso de intolerancias, de reacciones alérgicas o de rechazo sicológico fuerte).

·       Estas indulgencias espaciadas incluso pueden aumentar la capacidad de controlarse la mayor parte del tiempo para evitar en general los alimentos poco sanos o dañinos.

·       También en la comida la rigidez es errónea.

·       No hay alimentos milagrosos que prevengan o curen alguna enfermedad en particular, sí alimentos que solos o combinados aumentan la protección y resistencia de las personas, o que alivian un malestar o contribuyen a curar, a veces llamados nutracéuticos.

·       Entre los mejores alimentos habituales están las legumbres, quinua, papa (especialmente las nativas), camote, zapallo/calabaza, arroz integral, maíz choclo, avena, coles (incluidos brócoli y coliflor), cebolla (mejor la roja), ajo, palta, tomate (cultivados sin pesticidas), pimentón, ají y sus parientes, berenjena, plátano, papaya, piña, mango, tuna, coco y agua de coco, manzana, membrillo, fresa, pescados (mejor los azules y de menor tamaño), huevo, pollo, pavo.

·       En todos los casos es preferible el alimento orgánico/ecológico –certificado, si no se tiene confianza en el productor.

·       En caso de intoxicaciones leves, indigestiones o diarreas es por lo general adecuado seguir el ejemplo de los animales, dejar de comer uno o dos días, salvo líquidos, preferentemente agua o infusiones, sin endulzantes -en mayor cantidad que lo habitual.

·       Son indispensables, en ausencia o como complemento de trabajo físico, los ejercicios físicos (de elongamiento, aeróbicos, fortalecimiento muscular, etc.) y caminatas a paso rápido o trote, en lo posible cada día, de al menos media hora, también la meditación, taichí, yoga, pilates o afines, y el ejercicio mental (con lecturas, juegos o pasatiempos), evitar el estrés intenso y prolongado, y propiciar momentos y períodos de relajación.

·       Como tantos otros aspectos de la vida, la alimentación saludable requiere no solo de aprender, sino también de desaprender ideas y rutinas erróneas.

·       Ponerse a dieta solo es necesario por enfermedades o predisposiciones específicas; de lo contrario es por lo general contraproducente.

·       Una alimentación saludable permite un significativo ahorro en atención médica, medicamentos, tratamientos, tiempo, dolor, sobresaltos y tensiones, contribuye también al cuidado de piel, uñas y cabello, y evita al menos parte del gasto en productos industriales para belleza, sus frecuentes efectos secundarios indeseables y parte del tiempo que insume su aplicación.

·       Una mente sana necesita un cuerpo sano, pero también el cuerpo necesita una mente sana, positiva, para estar sano o sanar.



Y recordemos: Somos lo que comemos, de nuestra alimentación depende en gran medida la calidad de nuestro cuerpo, sustrato de nuestra mente y alma.



¡Alimentación más diversa, integral, natural, fresca y lo menos procesada!



Y siempre es preferible un alimento orgánico,

garantizado por una certificación, especialmente para bebés y niños.



Si esta ayuda memoria le parece útil, reúna todas las partes en un solo documento para facilitar la búsqueda de palabras claves,

imprímala para tenerla más presente,

y difúndala entre su familia y amistades.



Autorizo su reproducción total o parcial para fines no comerciales,

con indicación de fuente.


23.3.15

XVI. Alergias e intolerancias



Alimentación rica y sana


Consideraciones y consejos



Parte 9




XVI.        Alergias e intolerancias


  1. Natural no es garantía de ser inocuo; alimentos naturales, no contaminados, pueden contener toxinas o antinutrientes; muchos alimentos tienen sustancias que pueden provocar reacciones alérgicas en algunas o muchas personas, y ante muchos alimentos se manifiesta dificultad de digestión o intolerancia (no confundir con aversión sicológica).
  2. La presencia de toxinas y antinutrientes puede variar según la madurez, incluso según la variedad y la tierra de cultivo, y puede deberse también a su forma de preparación y modo y tiempo de conservación; dos ejemplos son la papa, cuya cáscara, cuando está verdeada, es venenosa por la solanina (también la vainita/judía verde cruda), y la quinua, que, sin lavado adecuado, puede tener un exceso de saponina, dañina; tomates inmaduros o madurados artificialmente, crudos, también tienen solanina (tomatina), pero en menor proporción, que no alcanza a causar daño con un consumo moderado.
  3. Los mismos alimentos que para muchas personas son tolerados o incluso especialmente positivos, pueden causar problemas a otras, como alergias, intolerancias o la enfermedad celíaca; igualmente, aditivos artificiales que para la mayoría son inocuos, al menos en muy pequeña cantidad, y por ello autorizados, pueden tener el mismo efecto en una minoría.
  4. Una pequeña minoría de personas es sensible a alérgenos (menos del 5%, porcentaje que está aumentando rápidamente), que desencadenan casi de inmediato reacciones inmunológicas desde leves o complicadas, como asma, tos, irritación de la garganta y rinitis, picazón, ronchas, urticaria y dermatitis, eczemas, conjuntivitis, dificultad para respirar, y trastornos digestivos, según el grado y tipo de sensibilidad, hasta shocks anafilácticos, que pueden ser mortales, con frecuencia a partir de solo trazas del alérgeno por haber sido procesado un producto sin alérgenos con la misma maquinaria que uno anterior con alérgenos (por eso la indicación en etiquetas de los más comunes).
  5. Son particularmente propensas a alergias las personas con padres alérgicos, mucho más si lo son ambos; algunas alergias e intolerancias pueden desaparecer con el tiempo, especialmente en la infancia, pero por lo general son persistentes, y también pueden agravarse.
  6. Personas alérgicas a algún alimento pueden serlo además al polvo, al pelo de animales o al polen.
  7. Los alimentos con alérgenos naturales más frecuentes y en general de efectos más graves, son mariscos y moluscos, pescado y maní; en general de efectos menos graves entre los más frecuentes, lactosa, gluten, soya, mostaza y pimienta, huevos, chocolate, frutos secos (almendras, nueces, pecanas); algunos, en tanto son proteínas, se descomponen, al menos parcialmente, con cocción o fermentación.
  8. Los alérgenos menos frecuentes son otros cereales, semillas de sésamo, incluso (a partir de alergias a polen) algunos vegetales (tomate, apio, perejil y zanahoria) y legumbres, los aceites de palma y de soya, el polvo; hay mucho más de cien otros alimentos identificados como alérgenos y otros que pueden causar alergias a una cantidad muy reducida de personas.
  9. Son alérgenos para algunas personas los aditivos artificiales, particularmente los colorantes, conservantes (en especial los sulfitos) y saborizantes -incluido el glutamato monosódico (quinto sabor, umami), conocido bajo la marca Ajinomoto.

185.                 Después de una reacción alérgica leve hay que esperar al menos una semana antes de volver a consumir cualquier alimento con potencial alergénico.

  1. Las intolerancias son mucho más frecuentes, incluso pueden afectar a la gran mayoría de la población, pero, salvo la enfermedad celíaca por el gluten, no son reacciones inmunológicas sino fallas metabólicas debidas a la falta de alguna enzima necesaria para la digestión o a la presencia de sustancias activas con efectos como fármacos, y pueden manifestarse tanto rápida- como lentamente; algunas sustancias pueden provocar alergia en algunas personas e intolerancia en otras.
  2. Las intolerancias más frecuentes a alimentos naturales por falta de enzimas son a la lactosa (leche y derivados lácteos), al gluten (trigo, avena, cebada y centeno) y a otros componentes del trigo; por sustancias activas, la cafeína o teína, que aumentan con la cantidad consumida de café, té y algunas gaseosas y energizantes; otras por la histamina, tiramina, triptamina y serotonina, como el vino tinto, queso, levadura, paltas o aguacates, plátanos o bananos.
  3. Estos alimentos pueden en algunas personas producir urticaria, rubor y dolores de cabeza, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, enfermedades reumáticas y articulares, psoriasis, diarrea, estreñimiento, meteorismo y flatulencia.
  4. En el caso de los chocolates la intolerancia o alergia suele no deberse al cacao sino a otros ingredientes.
  5. Los aditivos alimentarios pueden interferir con procesos metabólicos y con la flora intestinal, y pueden significar una sobrecarga del hígado.
  6. Los aditivos son causa de intolerancia en no pocas personas, con intensidad dependiente de la cantidad ingerida, más frecuente y grave en personas asmáticas.
  7. En especial los sulfitos, conservantes muy útiles y efectivos, E220 hasta E228, presentes en gran parte de los alimentos industriales, pueden causar problemas en la piel, digestivos o respiratorios, a veces graves; por eso debe figurar en las etiquetas su presencia y su cantidad; los hay en particular en cervezas, vinos y refrescos, galletas, masa de pizza y de pastel, fruta seca, conservas, papas fritas y puré de papas instantáneo, jugos envasados, jarabes, encurtidos, aceitunas, aderezos, sopas en sobres, etc.
  8. Otros aditivos como la tartracina y el benzoato sódico, pueden provocar urticaria, rinitis y asma; las levaduras pueden producir una serie de reacciones en algunas personas, sobre todo alteraciones en la piel; también el aspartame.
  9. Hay que evitar considerar intolerancia lo que puede ser el resultado temporal de una combinación inadecuada de alimentos, de alimentos en mal estado o contaminados, de una enfermedad, la interferencia de medicamentos o suplementos, o un rechazo sicológico.



XVII.      Alimentos contaminados o con sustancias nocivas en general


  1. Por sus efectos acumulativos y de potenciación recíproca son muy dañinos los contaminantes químicos, sea por el uso y abuso de agroquímicos, sea por contaminación ambiental, sea por su presencia en alimentos industriales, sea, ocasionalmente, por fuentes naturales.
  2. Es errónea la idea de que eliminar las cáscaras evita los residuos químicos, ya que estos en general son distribuidos por las plantas en todo el fruto -aunque sí en mayor proporción en las cáscaras.
  3. Hay con frecuencia elementos tóxicos en la comida provenientes de bolsas plásticas o del revestimiento interior de conservas de metal (en especial el bisfenol A, prohibido en algunas partes, cuyos efectos se potencian al combinarse con los muchos otros disruptores endocrinos de nuestra alimentación, que alteran el equilibrio hormonal; pero también de plomo, usado en la soldadura de latas de conservas).
  4. También hay elementos tóxicos en envases usados para preparación o almacenamiento de comida; si son plásticos, mucho más los más baratos, así como las micropartículas de aluminio de ollas de baja calidad (aunque ninguna está totalmente exenta de esto) y de acero de mala calidad.
  5. Ningún plástico es totalmente inocuo con uso prolongado; debe desecharse los envases de plástico visiblemente deteriorados; y, en general, los envases que están en mal estado, por golpeados, rajados, oxidados o viejos; eso también vale para ollas y conservas de metal.
  6. Algunos mohos en alimentos (una diversidad, generalmente de hongos, muy pequeños, hasta microscópicos, que forman filamentos como una telaraña, entre grises y verdosos) pueden causar reacciones alérgicas e incluso ser muy tóxicos; es necesario desechar alimentos que han sido atacados por mohos, ya que, excepto en los lugares de acumulación, suelen ser invisibles y no es posible saber su grado de infiltración y de toxicidad.

13.3.15

XXIV. Otros positivos y los complementos tolerables



Alimentación rica y sana


Consideraciones y consejos



Parte 8




XIV.        Otros positivos y los complementos tolerables

151.                 La miel de abejas es un alimento excelente, la chancaca/panela es integral (pero ambas pueden también favorecer caries); las mermeladas por lo general contienen alrededor de un 50% de azúcar refinada (blanca o rubia), y por lo tanto son poco saludables.

152.                 Es recomendable agregar a las comidas, en cantidades moderadas, mejor sólo una o dos cada vez, frescos o deshidratados, hierbas, ajíes y sus parientes, condimentos, y vinagretas -lo que sea apreciado y bien tolerado por los comensales-, que propician tanto el apetito como, en general, aportan diversos micronutrientes valiosos, además de tener propiedades digestivas y medicinales.

153.                 Destacan por sus propiedades el ají, el ajonjolí/sésamo, la albahaca, la canela, el comino, el culantro, la hierba buena, el jengibre, el laurel, la linaza, la menta, el orégano, el palillo/cúrcuma, el perejil, el pimentón, el tomillo, en orden alfabético; la cúrcuma parece necesitar la compañía de algo de pimienta, como en el curry, para desplegar más sus aportes.

154.                 Las aceitunas -mejor las más maduras, o sea negras, no verdes ni verdes ennegrecidas artificialmente, que son más chicas- son un buen complemento frecuente y parte de aderezo (es recomendable disminuir su contenido de sal teniéndolas en agua en la refrigeradora); contienen aceite insaturado, vitaminas y oligoelementos, y favorecen tanto la digestión y absorción como el metabolismo a nivel celular.

155.                 En general es muy positivo tomar infusiones, sin o con un mínimo de azúcar refinada, mejor, endulzadas con miel o chancaca/panela, si se siente la necesidad de que sean dulces –uno se acostumbra a tomarlos y apreciarlos sin edulcorante.

156.                 Los hongos (por ejemplo champiñones, setas y shitakes) son un buen complemento nutricional, tanto crudos como en cebiche o cocidos (además contribuyen a una mayor saciedad).

157.                 El cacao en bebida o en chocolates, de bajo contenido de azúcar, es beneficioso ocasionalmente y en pequeña cantidad -son ampliamente preferibles los bitter o amargos, con menos azúcar y leche.

158.                 También lo pueden ser, con consumo moderado, los tés y el café (no muy cargado), y, muy moderado, las chichas, el vino tinto y las cervezas (con abstención de bebidas alcohólicas al menos dos días a la semana para evitar dependencia; tomar un vaso al día sin interrupción ya es considerado por algunos un alcoholismo leve, pero tolerable).

159.                 El nivel tolerable es menor en mujeres que en hombres, puede ser la mitad.

160.                 El consumo ocasional de otras bebidas alcohólicas en pequeña cantidad suele no ser dañino; pero hay estudios que asocian todo consumo de alcohol a una reducción de la esperanza de vida, y también a un aumento de grasa en el hígado y de colesterol malo y glucosa en la sangre.

161.                 Es adecuado el consumo limitado de vinagre, mejor de manzana o el tinto de vino, pero, para aderezos, siempre es preferible el limón.

162.                 Es aceptable consumir muy pequeñas cantidades de encurtidos, en particular pepinillos, siempre que se tenga en general una dieta baja en sal.



XV.          Los mayores enemigos

163.                 Lo más nocivo, en caso de consumo regular, es el azúcar refinada (incluida la rubia), cuyas calorías son calificadas como vacías, por carecer de vitaminas, minerales y fibra.

164.                 Es dañino el consumo regular de bebidas con azúcar o con edulcorantes químicos, y no son saludables las gaseosas, colas o carbonatadas; las peores son las light, que inducen a tomar más y a descuidar otros aspectos de la alimentación, además de tener por lo general edulcorantes artificiales.

165.                 La sal es indispensable en muy pequeña cantidad, entre dos y tres gramos al día (una cucharita contiene unos 6 gramos, lo máximo permisible); es muy dañina en exceso, por lo que es generalmente muy negativo echar sal adicional a los platos; es útil no tener salero en la mesa.

166.                 Es mejor la sal marina no refinada, y es positivo alternar ésta o la sal industrial con la sal de mina).

167.                 La sal en exceso es adictiva, lo que lleva a la mayoría de la población a un sobreconsumo, que además induce la ingesta de más líquidos, en muchos casos poco saludables.

168.                 En la mayor parte de la comida industrial, desde pan hasta conservas y comidas preparadas, hay un exceso de sal; en las etiquetas de alimentos la mención a la sal es sustituida por su principal componente, el sodio, para confundir a los compradores y consumidores sin incurrir en una mentira; la cantidad de sodio, multiplicada por 2.5, da más o menos la cantidad de sal.

169.                 Es dañino el consumo excesivo de condimentos muy picantes, que puede causar graves daños al sistema digestivo, en especial a las mucosas del esófago y estómago.

170.                 Está comprobado que algunos transgénicos causan daños a la salud de al menos algunos consumidores, y no está comprobada la inocuidad de otros (además de efectos negativos para la agricultura orgánica y para la convencional más responsable, así como para el ambiente); hacemos bien en aplicar el principio de precaución.

171.                 También hay comida chatarra con ingredientes orgánicos, por ello menos dañina; pero no puede ser base de una buena alimentación.

172.                 Las personas con intolerancias o alergias tienen que identificar a sus peores enemigos específicos.

173.                 Un gran enemigo de la salud son también otras costumbres alimentarias inadecuadas o perniciosas: comer demasiado rápido sin masticar bien ni saborear cada bocado; combinar el consumo de alimentos, peor si son ricos en azúcar y sal, con actividades como el cine, ver televisión, usar computadora o conversar; hacer dieta intensa; tratar de compensar situaciones de estrés, disgustos, aburrimiento, preocupaciones o depresión con comida.

174.                 La mala alimentación induce atrofia de los sentidos del gusto y del olfato, lo que a muchas personas les dificulta o impide apreciar las características de la comida saludable, que a su vez contribuye a perpetuarla, lo que exige su paciente recuperación.

175.                 Es recomendable ir cambiando las costumbre alimentarias poco a poco, pero de manera sistemática, para facilitar su asunción plena (aunque aceptando, por circunstancias, o concediéndose, por placer, excepciones ocasionales).