El Califato y Sendero Luminoso
Agosto 2015
Estoy convencido de que el califato en Siria e Irak (Estado
islámico de Irak y del Levante, o Daesha) y en otras zonas será derrotado, pero
nos puede tomar muchos años, quizá tantos como la derrota de Sendero Luminoso, con
pérdida no solo de muchas vidas, sino con muchísimo sufrimiento y el descalabro
social, económico y político creciente de muchos países de mayoría musulmana,
no solo árabes, en África y Asia. Y ya está llevando a un reordenamiento de las
alianzas políticas en los países en disputa y su vecindad, junto con mayor
poder para las fuerzas militaristas y militares. En el Cercano Oriente lo más
significativo es el por ahora tenue alineamiento entre Estados Unidos e Irán,
así como su cooperación militar con Turquía.
Me he generado un marco para las noticias que nos llegan
todos los días y preguntado por las diferencias y las coincidencias con nuestra
terrible experiencia.
El Estado islámico –EI-se ampara (en la rama más reaccionaria
y más beligerantemente yihadista) de una religión monoteísta excluyente, de
alcance mundial, que promete la salvación en el más allá como premio al
sacrificio terrenal, como lo ofrecía y exigía el cristianismo en su primer
milenio de expansión universal, y el judaísmo respecto de sus vecinos y su
propio pueblo, con similares resultados en términos de sufrimiento infligido.
En el caso del cristianismo, felizmente la evolución de las sociedades y un
centro relativamente moderado de su rama principal, con sede en Roma, le quitó
el filo beligerante de antaño. Y de las otras ramas, las ortodoxas estaban más
interesadas en usufructuar los beneficios de su participación en el Poder, y
las protestantes, aparte de más fragmentadas, en servir de contrapeso a la católica,
de consolidarse en alianza con el Poder frente a las tendencias liberalizadoras
en las sociedades modernas, teniendo tanto la católica como las protestantes
ramas a su vez progresistas. Es bueno recordar que en la historia de la
humanidad, durante el Medioevo cristiano, en gran medida fundamentalista y
oscurantista (también con notables excepciones), han sido reinos musulmanes en
el Cercano Oriente, África del Norte y España los que han sido tolerantes con
otras religiones y han conservado y desarrollado de manera significativa el
legado científico y filosófico greco-helénico-romano, enriquecido por el persa,
cuya expresión más notable fue la inmensa biblioteca de Alejandría, en Egipto.
El Estado islámico tiene mucho en común con Al Qaeda, del
que se escindieron sus dirigentes, centralmente, su orientación salafista – wahabí
(que es también la de la gran mayoría de los mahometanos en el mundo, en
particular de la teocracia de Arabia Saudita y de la inmensa mayoría de la
población del Estado laico de Turquía, dividida a su vez en varias ramas) y su
antagonismo con el islam chiita (mayoritario y religión oficial en Irán, siendo
minorías fuertes en varios países). También tienen en común su antagonismo con
Occidente; pero para Al Qaeda este es lo central de su estrategia, con la idea
de minar su moral, su cohesión interna y su economía, aspirando a que los
estados occidentales se descompongan, mientras que para el Estado islámico su
objetivo principal inmediato es el exterminio de los chiies, físico o por
conversión obligada, con acciones terroristas ocasionales en Occidente para
aumentar su atractivo para captar adherentes que refuercen su capacidad bélica
y de gobierno. Es un hecho que, al menos hasta ahora, una amplia mayoría de sus
víctimas son musulmanes chiies u otros que no se le someten.
Superan a Al Qaeda en tener efectivamente al menos un Estado
(y fragmentos de otros), algo tangible, aunque con fronteras flexibles, con
extenso y amplio control territorial, arrancado a países desgarrados por
guerras y guerras civiles, en las que ejerce funciones estatales. Esto le
facilita atraer a miles de personas de diferentes partes del mundo para
engrosar sus filas en reemplazo de los caídos a través de fronteras porosas
(hasta hace poco principalmente la de Turquía). Lo favorece también el moverse,
al menos por ahora, principalmente en un medio social étnica y culturalmente
bastante homogéneo, con una lengua común, el árabe, aunque disponiendo de
intérpretes para muchas otras.
Otro elemento que le da superioridad es un mejor
conocimiento del enemigo militar, gracias a los altos oficiales del Ejército y
de la Inteligencia de Sadam Husein, desbandados a raíz de la ocupación
norteamericana, pero que anteriormente habían sido adiestrados por
norteamericanos para reforzar su capacidad de enfrentamiento con Irán (en
guerra iniciada por Irak). El entrenamiento recibido por los muyahidines (punto
de partida de Al Qaeda) por los norteamericanos contra la invasión soviética en
Afganistán había sido de menor nivel, más bien operativo. Además el gobierno
chií instaurado por los norteamericanos en Bagdad se ha enajenado a la mayoría
suní y tiene fuerzas armadas que destacan por su ineptitud, desmoralización y
corrupción, además de haber bandas armadas chiies fuera de su control, y las eficaces
fuerzas armadas sirias se enfrentan a múltiples levantamientos en todo su
territorio, parcialmente atajados, pero no aplastados, lo que ha facilitado el
control de gran parte del país por el EI.
El ejército yihadista, si bien se encuentra con fuerzas de
tecnologías muy superiores, en particular aviones y drones, las enfrentan con
una combinación de ataques frontales, de tácticas de engaño, de infiltración
masiva, con actos terroristas solo como un elemento complementario.
El EI dispone de muchísimos recursos, a nivel de entre uno y
dos millones de dólares diarios, por el control de muchos pozos petroleros y la
exportación de sus productos, por los impuestos y aranceles de importación que
recauda, por las extorsiones que realiza con amenazas y toma de rehenes, por
petróleo y electricidad al parecer incluso para Damasco, capital de Siria, y
por aportes desde sus simpatizantes en Occidente (y al parecer siguen
recibiendo dinero desde políticos y millonarios de Estados árabes). Se dice
que, a pesar de que el consumo de drogas es drásticamente reprimido, cultiva
cannabis para exportación. Y se afirma que tiene un control riguroso de sus
recursos, con drásticos castigos por aprovechamiento personal o negligencia.
Los relatos de refugiados y la sofisticada publicidad del EI
muestran terribles ajusticiamientos de sus enemigos y crueles sanciones a
infractores de su legislación represiva, aplicando estrictamente la sharia, pero
a la vez, frente al caos previo, garantizan tanto un orden básico como el
suministro de agua y electricidad a la gran mayoría de la población que
oprimen, facilitan el comercio y la producción, mantienen en sus puestos a gran
parte de los funcionarios (que muchas veces todavía son pagados por el Estado
subvertido), y tienen políticas flexibles frente a demandas específicas de
ciudades, pueblos y segmentos poblacionales mientras no contradigan sus normas
religiosas. Esto vale también para los miles de voluntarios provenientes de
países de Europa, del Norte de África y de otras partes, no todos de origen
árabe, incluso para mujeres, asignando a cada una el tipo de rol y de actividad
en que prefiere desempeñarse, como pareja de héroe, como enfermera o médica en
hospitales y centros de salud femeninos, como parte de una brigada militar femenina,
entre otros.
Todas estas características no las tuvo y, en gran parte, no
las podía tener Sendero Luminoso, por su ideología en realidad nacionalista
reaccionaria, no arraigada en amplios sectores de la población. Pero si su
salvajismo no hubiese sido tan generalizado, si no hubieran primado el
terrorismo y un primitivismo técnico, si hubiera respetado las dinámicas
económicas, y, principalmente, si hubiera tenido una política de gobierno
flexible y de cierta eficiencia en las áreas temporalmente bajo su control, el
enfrentamiento hubiese sido mucho más difícil, de mucho más largo aliento y aún
mayores costos sociales y económicos.
Y también hubiese sido menos costosa, en recursos materiales
y vidas humanas, frente al Sendero brutal que vivimos, una acción más
inteligente y selectiva de parte de las fuerzas estatales (como la de los
ingleses en Malasia en la década del 50), sin las acciones represivas también
sistemáticamente brutales que no fueron solo excesos inevitables en una lucha.
Fue finalmente lo poco de inteligencia policial que sí tuvimos lo que permitió
descabezar un Sendero ya muy debilitado por haberse enajenado las simpatías de
las masas campesinas indígenas, de las capas medias rurales y de casi toda la
población urbana.
Era y es importante distinguir entre senderistas, por un
lado, y marxistas-leninistas y maoístas en general, por el otro, con posiciones
erróneas pero respetables que han terminado contribuyendo mucho a la conquista
de derechos sociales en nuestras sociedades y al retorno a la democracia, incorporándose
a esta, y que actualmente son dominantes en algunos países con los que
comerciamos y negociamos. También lo es reconocer que la inmensa mayoría de los
musulmanes del mundo y de su clero (salafista) o expertos en religión (chiies)
interpretan su religión como pacífica y tolerante (claro que con subyugación o severa
restricción de las libertades de las mujeres y otros rasgos reaccionarios).
No para justificar al yihadismo, sino para situarlo en el
contexto de menor desarrollo cultural y de los otros monoteísmos, es bueno recordar
que el Dios del Antiguo Testamento, Jehová de los ejércitos, ordena
innumerables veces el exterminio de poblaciones judías enteras por no rendirle
pleitesía y a otros pueblos para abrirle campo al suyo. Conviene recordar que la
Iglesia cristiana, luego Católica, desde su ascenso al Poder, hasta el
Renacimiento, ha intentado y en gran medida logrado exterminar a los cristianos
disidentes –maniqueos, cátaros o albigenses, valdenses, husitas, hugonotes- lo
que llevó luego a la Guerra europea de los 30 años, en el siglo XVII, principalmente
en territorio alemán. Es justo decir que tanto (reyes y príncipes) católicos como
luteranos lucharon para subyugar a los anabaptistas (guerras campesinas en Alemania).
Nos apena y es condenable que sean destruidos monumentos de
incalculable valor histórico en territorio ocupado por el EI (además de los que
son víctimas de combates), pero también eso tiene antecedentes en la Biblia, en
la historia cristiana y en América, donde los conquistadores construyeron sus
templos sobre los cimientos de los aztecas y andinos, y luego la Iglesia
Católica llevó a cabo una sistemática extirpación de idolatrías.
Ha sido el capitalismo, junto con el mayor desarrollo de las
ciencias y de la cultura, lo que ha creado las condiciones para una lenta pero
sostenida superación del sectarismo religioso en Occidente. Es la globalización
capitalista lo que más está erosionando el Poder del islamismo retrógrado (así
como de otras autocracias).
Debo algunas ideas respecto del EI a un artículo en el
diario El País, de España, de la economista Loretta Napoleoni.