Alimentación rica y sana
Consideraciones y consejos
Parte 10, final
Lactantes, niños y
adolescentes
1. Es
muy importante para la salud del niño evitar una nutrición deficiente de la
madre durante el embarazo.
2. La
leche materna es básica para un buen desarrollo de los lactantes; y para su
calidad y cantidad es clave una alimentación adecuada de la madre desde antes
del inicio de la gestación, responsabilidad de ambos padres, centrada en la
madre.
3. Es
importante recordar que ninguna leche artificial equivale ni cercanamente en
calidad a la leche materna, que lo mejor para lactantes es el seno materno por
el mayor tiempo posible, al menos seis meses, mejor hasta un año, óptimamente
dos años (tanto tiempo como la madre disponga de leche y de tiempo para
amamantar o extraer leche para consumo en ausencia); lo ideal, aunque difícil
actualmente, en caso de imposibilidad de la madre de amamantar, temporal o
permanente, es que la sustituya otra con exceso de leche.
4. Algunas
madres no producen leche o producen permanentemente una cantidad insuficiente,
lo que obliga a recurrir a sucedáneos industriales, las leches de fórmula (en
zonas rurales su elevado precio puede llevar a preferir leche de cabra o de
oveja, algo menos problemática que la vacuna).
5. Lenta-
y progresivamente, con cucharita, generalmente a partir del sexto mes,
comenzando al medio día –según el apetito y actitud de la guagua, cuando ya
puede estar sentada y mantener erguida la cabeza-, la leche materna debe ser complementada
con comida hecha papilla, y luego entera, en lo posible natural.
6. Es
indispensable que el bebé comience a tomar líquidos, cuanto antes con vaso
apropiado, que pueda sostener, en especial agua o infusiones de hierbas sin
edulcorante, tampoco miel –mejor no de bolsitas, pero coladas-, y poco a poco
también jugo de fruta, inicialmente un poco aguado.
7. Complementos
especialmente buenos por la facilidad de absorción de las proteínas son primero
alguna verdura (zapallo, zanahoria, zapallito italiano), a la semana con arroz
(inicialmente pulido, luego poco a poco integral) o con papa o camote, después combinado
con palta/aguacate, carnes blancas (pollo, pavo), frutas en pedacitos, choclo,
frejoles o lentejas; no cereales con gluten ni leche ni carnes rojas antes del
año o más (y entonces con atención a posible intolerancia), tampoco miel, por
posible contaminación bacteriana, inocua para niños grandes y adultos.
8. En
los dos primeros años de vida es especialmente importante que los ingredientes
sean orgánicos o ecológicos.
9. Lo
adecuado es, durante el primer año, no más de cuatro tipos de verdura con no
más de cuatro frutas (preferentemente plátano, melón, papaya, o puré de manzana
cocida), introduciéndolas una por una.
10. Hacia el
año los bebés pueden comenzar a compartir paulatinamente la comida adulta, si
es baja en sal y no muy picante.
11. Es
importante que el suministro de alimentos con mayor probabilidad de generar
intolerancia o alergia sea postergado y progresivo, con especial atención a
posibles síntomas –cuidando no confundirlos con los debidos a otras causas; la
precaución incluye en especial el trigo, los lácteos, pero también los cítricos
(estos suelen ser tolerados más tarde que otras frutas).
12. La
intolerancia a la lactosa suele manifestarse a partir de los dos o tres años,
pero también puede darse poco después del destete, mucho más en personas de
origen étnico asiático, africano o indígena; además de los mismos síntomas que en
adultos, puede expresarse en crecimiento lento y raquitismo.
13. Lo más
importante y a la vez más difícil es lograr que los niños se alimenten
sanamente, en un contexto de propagandas industriales dirigidas a ellos y
ejemplos y costumbres negativos, así como de dificultades objetivas de su
entorno.
14. Esto
requiere tanto en la educación familiar como formal, de una pedagogía
sistemática, acompañada de buen ejemplo, más de estímulo paciente, creativo,
tierno, y con explicaciones sencillas, que de obligación y castigo –aunque
también puede ser necesaria a veces una pequeña dosis cuidadosa y justa de
éstos; conviene ir explicando poco a poco los criterios para una alimentación
que a uno le guste y le haga bien.
15. Es óptimo
comenzar a darle al niño lo que pide de aquello que ve consumir en su entorno,
si ya es apropiado para su edad, de modo que sienta premiada su iniciativa y no
una imposición; y estimular el aprecio por experimentar modos de preparación y
sabores y aromas naturales nuevos, incluyendo juegos y cambios de formas.
16. Se le debe
dar al niño a probar lo que acepte fácilmente, no imponiendo, y nunca agregar
azúcar ni sal a lo que come.
17. En niños
no maleducados nutricionalmente, los encargados de la alimentación deben
escuchar y respetar sus reacciones frente a la comida, propiciando en general
la autorregulación en materia de cantidad de ingesta –simultáneamente
protegiendo a los niños, físicamente y por persuasión, de la propaganda
dirigida a ellos (que debería ser prohibida).
18. Es
importante el suministro regular de proteínas complejas, también animales o, en
caso de la opción vegetariana, con especial cuidado en la combinación de
alimentos para evitar lastrar el crecimiento.
19. La soya es
particularmente dañina para lactantes, niños y adolescentes, por su
interferencia con el desarrollo sexual, además de la frecuente intolerancia.
20. Es
importante no usar la prohibición de dulces como castigo, que solo refuerzan su
atractivo, y mejor no usarlos como premio.
21. Es
fundamental siempre incluir en la dieta alimentos con alto contenido de hierro
absorbible o asimilable, para evitar la anemia.
22. Las
alergias e intolerancias son más frecuentes en niños, especialmente en los
primeros años, por lo que se debe prestar especial atención a posibles
síntomas, en particular diarrea, estreñimiento, vómito y lloriqueo constante,
también un crecimiento insuficiente puede ser un síntoma de intolerancia; pero
muchas veces desaparecen con la edad.
23. La mejor
prevención contra las alergias e intolerancias, incluso con antecedentes
paternos, es la lactancia materna prolongada.
24. La
intolerancia a la lactosa se puede dar excepcionalmente incluso en lactantes de
pecho si la madre toma leche vacuna.
25. Conviene,
en lo posible, hacer participar a niñas y niños en la cocina, inicialmente con
tareas fáciles como sacar las arvejitas y habas de sus vainas, hasta llegar a
la preparación de alimentos, lo que también refuerza valores como la
responsabilidad y la cooperación, así como su destreza manual y la valoración
de la cocina, aparte de la utilidad para la vida adulta.
26. Es
importante involucrar a los niños y adolescentes en la interiorización y
aplicación de criterios de no despilfarro, reutilización, reciclaje y adecuada
disposición de residuos.
27. Es bueno
recordar que una exagerada cautela higiénica con los niños es perjudicial; se
benefician a la larga en su salud, por fortalecimiento del sistema
inmunológico, gracias al contacto temprano moderado con diversos gérmenes en el
suelo, en objetos de juego y en el intercambio con otros niños; el cuidado más
importante es el del lavado de manos después de la evacuación de heces.
Reflexiones finales
·
Las enfermedades de origen alimentario, además
de los alimentos y de los genes, dependen también mucho del estilo de vida y
del estrés, así como de la contaminación ambiental, o son agravadas por estos.
·
Algunas enfermedades crónicas pueden ser
frenadas o incluso superadas con un oportuno cambio a una alimentación y estilo
de vida más saludables.
·
Los alimentos sanos deben ser la base de nuestra
alimentación, pero no ocasiona daño la ingesta ocasional y moderada de
alimentos y bebidas menos sanos, por circunstancias o por placer (salvo en el
caso de intolerancias, de reacciones alérgicas o de rechazo sicológico fuerte).
·
Estas indulgencias espaciadas incluso pueden
aumentar la capacidad de controlarse la mayor parte del tiempo para evitar en
general los alimentos poco sanos o dañinos.
·
También en la comida la rigidez es errónea.
·
No hay alimentos milagrosos que prevengan o
curen alguna enfermedad en particular, sí alimentos que solos o combinados
aumentan la protección y resistencia de las personas, o que alivian un malestar
o contribuyen a curar, a veces llamados nutracéuticos.
·
Entre los mejores alimentos habituales están las
legumbres, quinua, papa (especialmente las nativas), camote, zapallo/calabaza,
arroz integral, maíz choclo, avena, coles (incluidos brócoli y coliflor),
cebolla (mejor la roja), ajo, palta, tomate (cultivados sin pesticidas),
pimentón, ají y sus parientes, berenjena, plátano, papaya, piña, mango, tuna,
coco y agua de coco, manzana, membrillo, fresa, pescados (mejor los azules y de
menor tamaño), huevo, pollo, pavo.
·
En todos los casos es preferible el alimento
orgánico/ecológico –certificado, si no se tiene confianza en el productor.
·
En caso de intoxicaciones leves, indigestiones o
diarreas es por lo general adecuado seguir el ejemplo de los animales, dejar de
comer uno o dos días, salvo líquidos, preferentemente agua o infusiones, sin
endulzantes -en mayor cantidad que lo habitual.
·
Son indispensables, en ausencia o como
complemento de trabajo físico, los ejercicios físicos (de elongamiento, aeróbicos,
fortalecimiento muscular, etc.) y caminatas a paso rápido o trote, en lo
posible cada día, de al menos media hora, también la meditación, taichí, yoga,
pilates o afines, y el ejercicio mental (con lecturas, juegos o pasatiempos),
evitar el estrés intenso y prolongado, y propiciar momentos y períodos de
relajación.
·
Como tantos otros aspectos de la vida, la
alimentación saludable requiere no solo de aprender, sino también de
desaprender ideas y rutinas erróneas.
·
Ponerse a dieta solo es necesario por
enfermedades o predisposiciones específicas; de lo contrario es por lo general
contraproducente.
·
Una alimentación saludable permite un
significativo ahorro en atención médica, medicamentos, tratamientos, tiempo,
dolor, sobresaltos y tensiones, contribuye también al cuidado de piel, uñas y
cabello, y evita al menos parte del gasto en productos industriales para
belleza, sus frecuentes efectos secundarios indeseables y parte del tiempo que
insume su aplicación.
·
Una mente sana necesita un cuerpo sano, pero
también el cuerpo necesita una mente sana, positiva, para estar sano o sanar.
Y recordemos: Somos
lo que comemos, de nuestra alimentación depende en gran medida la calidad de
nuestro cuerpo, sustrato de nuestra mente y alma.
¡Alimentación más diversa, integral, natural, fresca y lo menos
procesada!
Y siempre es preferible un alimento orgánico,
garantizado por una certificación, especialmente para bebés y niños.
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