Euforia, preocupación profunda y reflexión
Alfredo Stecher
Es comprensible la euforia de la izquierda, la parte
agrupada en el Frente Amplio –la idealista, la que no lo es tanto y la que no
lo es- por el avance vertiginoso de la candidata de su candidato en intención
de voto. Pero todo izquierdista serio debería reflexionar sobre el efecto de un
eventual triunfo electoral prematuro en la gobernabilidad de nuestro país, en
un entorno cada vez más problemático.
¡Quién hubiera esperado que gracias a la pésima legislación
electoral, la indescriptible miopía o manejo turbio del Jurado Electoral, con
descalificación de dos candidatos, lo insulso de Barnechea y la equivocada
estrategia electoral de PPK, junto con su deplorable desempeño electoral, iban
a llevarnos a una ahora probable segunda vuelta entre dos mujeres! Algo en
principio positivo como avance de la mujer en la escena política, pero un
terrible dilema para gran parte de los electores y quienes pensamos en
perspectiva de cambio con gobernabilidad. El triunfo de cualquiera de las dos,
más allá de sus cualidades y defectos personales, puede resultar una pesadilla
para nuestro país, por lo que está detrás como ideología y como fuerza
política. Es importante que todos pensemos bien nuestros votos.
Es terrible la posibilidad de que gane el fujimorismo,
mientras su práctica durante al menos un período gubernamental no evidencie
sinceridad del solemne y, en principio, positivo compromiso de Keiko de romper
con el legado de su padre, para convertirse en una conservadora populista no
mafiosa. Y es sumamente preocupante la posibilidad de que gane Verónika, con
base principalmente en su personalidad, energía juvenil y simpatía, criterio
principal para muchos votantes, además del interés personal, en un proceso
electoral en que el debate programático ha sido un gran ausente.
Para preocuparnos se combinan su escasa experiencia
política, la debilidad y problemas serios de su apoyo partidario, pero, aún más,
dos problemas gravísimos: la muy equivocada orientación de su plan de gobierno,
además de en gran medida incumplible aún en las mejores condiciones, cuya
inexistencia es el segundo problema básico, la absoluta insuficiencia de apoyo
ciudadano para grandes cambios y la esperable cerrada oposición cerrada de gran
parte de: los partidarios de los demás partidos, principalmente de fujimoristas
y apristas, desde fuera y desde dentro del Estado, incluidas la policía y
fuerzas armadas, de la jerarquía de la iglesia católica y de diversas iglesias
evangélicas, del empresariado, de muchos medios de comunicación, de los otros
Poderes del Estado, con un Congreso mayoritariamente en contra. En resumen, el
peor de los escenarios incluso para grandes cambios necesarios y correctos,
pero de visión cortoplacista, y potencialmente catastrófico por cambios
incorrectos que implican enfrentamiento con casi todos a la vez, desde
concepciones y propuestas de buenas intenciones, pero en gran parte equivocadas.
Tiene valor el antifujimorismo, pero es, aunque mayoritario
en la población, una base absolutamente insuficiente para gobernar si no es
encabezado por una fuerza política aglutinadora, siguiendo la orientación del
Acuerdo Nacional. El Frente Amplio no tiene esa capacidad ni esa voluntad, al
contrario, rechaza es imprescindible camino.
Mi apoyo sigue siendo para PPK como mal menor, que combinará
lo mejor del mediocre gobierno de Toledo con condiciones para que se desarrolle
más una alternativa de izquierda seria, ojalá con inclinación hacia el centro,
desde actitudes de colaboración y desde una oposición ojalá constructiva.
Continuaré con un análisis del plan de gobierno del Frente Amplio.