Filantropía 2
Alfredo Stecher
12.07.2017
Iré dando ejemplos de filantropía de todo tipo, una muestra
en cierto sentido al azar para visualizar la amplitud y la diversidad del
universo, mayor de lo que yo creía antes -con algunas opiniones mías.
Las mayores y más espectaculares donaciones son las de
Warren Buffet, el oráculo financiero de Omaha, quien, además de hacer
donaciones continuamente, ha involucrado a otros multibillonarios en el
compromiso de legar la mitad de su fortuna a fundaciones, y él, personalmente,
un 85% de su fortuna en vida. Su hermana Doris, está donando sus millones y lo
que le da él a su pedido a través de la Fundación Sunshine Lady, para apoyar a
personas en dificultad en las zonas en las que ella tiene residencia, porque considera
que la proximidad es importante para que la ayuda sea realmente benéfica; en
ello tiene el apoyo de otras mujeres y pide más voluntarios que sean prácticos,
sin prejuicios y con corazón para ayudarle a decidir cuáles de los pedidos de
ayuda que recibe son los más razonables.
George Soros, el especulador multibillonario inspirado en el
filósofo Karl Popper, ha creado fundaciones y el Open Society Institute
(Instituto de la Sociedad Abierta) que están activos en más de medio centenar
de países emergentes donde promueven los valores de la democracia y de
sociedades tolerantes con las nuevas ideas y con las distintas formas de
pensamiento.
¿Eso cambia el sistema ? No y sí. En lo esencial y de
inmediato, no, pero es un poderoso estímulo a disminuir el afán de ganancias
máximas y, a través de las acciones que se impulsa, contribuye
significativamente a una progresiva mejora de la sociedad y de los Estados,
tendiente a aumentar la empatía y la solidaridad.
Hay filantropía claramente instrumental a un fin político o
religioso, como el del Partido dominante en Turquía o los Hermanos Musulmanes
en Egipto, y la de muchas religiones cristianas, lo que no le quita valor a los
beneficios que brinda, pero los tiñe de un modo que puede ser retrógrado,
sumamente negativo.
Y hay filantropía con finalidades políticas que impulsa
cambios favorables al progreso, al apoyar movimientos democráticos a través de
sus partidos o de ONGs. Un caso paradigmático es el de la Fundación Bill y
Melinda Gates, que, además de su prioritario financiamiento a iniciativas de
salud en África y de la ciencia necesaria para aumentar su eficacia, se
preocupa por el fortalecimiento de los sistemas democráticos con miras a evitar
que Estados frágiles se conviertan en fallidos, con impactos terribles en su
propia población y países cercanos. Para ello han establecido una alianza con
la ONG One, del cantautor Bono. Por supuesto que eso se da pensando también en
la estabilidad política mundial y en la disminución de flujos de migrantes no
deseados a los países desarrollados. Destinan no solo $4000 millones al año
sino también todo su tiempo.
También las políticas de ayuda internacional tienen un
ingrediente de filantropía, aunque suelen ser principalmente iniciativas para
mejorar la imagen y ampliar la influencia de los países de origen, pero con un
mayor ingrediente de filantropía en el caso de los organismos internacionales.
En 2014 Simon Maxwell, experto del inglés Overseas Development Institute,
resaltó la importancia del optimismo como una herramienta fundamental y de ser
conscientes de que las políticas de desarrollo hablan también de nosotros, lo
que queremos ser en el mundo. Señala que se ha invertido mucho en la mejora de
la calidad de la ayuda internacional. Sostiene que hay que entregar la ayuda
donde más se necesita, lo que matizo en el sentido de que conviene tener en
cuenta los efectos carambola, en este caso apuntando a lo que más va a mejorar
las condiciones que van a impactar luego también en los más necesitados, lo que
significa fortalecer los procesos de gobierno o la gobernabilidad. Criticó -y
concuerdo- el exceso de burocracia, que incluye la acción simultánea de hasta
20 o 30 donantes diferentes, y propone más acciones multilaterales en el
sentido de involucrar a un abanico de iniciativas bajo una misma conducción.
Dice que el éxito de las políticas de desarrollo se mide también en cómo se
reflejan en los programas de los partidos y que incluyen temas globales como
comercio exterior, inmigración, agricultura, cambio climático, medidas
ambientales, evitar crisis financieras, tráfico de drogas. Propone centrarse en
consensos y evitar las actividades que pueden generar un bloqueo, como ciertas
formas de democracia formal y minorías sexuales, con lo que discrepo, salvo en
el sentido de que convienen tanto los consensos obtenibles como la mantención,
en la esfera cultural y social, de objetivos que no favorecen su obtención.